vendredi 31 décembre 2010

Sinfonías del mar


Soy un hombre triste y desolado, vivo en un faro viejo pero bello y algo desgastado. Me desterré aquí como si fuese un monstruo. En tierra no entendían el amor que sentía hacia el mar, ni por la escritura de poemas, relatos y demás... Un día el océano estaba gravemente agitado. Me fui arriba del faro y al viento grite "Soy un violinista de los mares" Consolaba al cielo que lloraba sin cesar, yo y mi viejo violín cantábamos al infinito sin buscar un final. Cuando de mi rostro nace una sonrisa, el rincón donde siempre lloro me añora. Tras mi ventana veo nacer la imagen de mi amada entre las rocas, lucia una maravillosa sonrisa, pero de pronto esta ante mis ojos se divisa. Noches en las que salgo, observo este pequeño lugar en donde vivo, escribo cada nota, pinto cada gota, siento que mi alma fríamente se desploma. Respondo a cada llanto de este cielo que manifiesta sus pesares, le pregunto "¿cuales son tus males? " Furioso era él, un día se pintaba de gris y otro de azul celeste, como en los días de ayer. Toco algunas notas a las gigantes olas, incitarlas a estas rocas me apasiona, su danza en el agua. Su grandeza, bella y cruda, que a mis ojos devora. Tras este aspecto desgastado, hay un caballero con un corazón justo, capaz de odiar y a la vez amar. Mi espada, mi pluma, para crear el mejor de los mundos. Al cabo de unos días, salgo a fuera , y siento que esta locura a causa de la soledad me llena, y que no es nada nuevo, cogí mi violín de nuevo, quise tocar para mi corazón enfermo, pero de pronto, vi nacer por centésima vez la imagen de mi amada. Ella, tan bella y risueña, al son de mis notas solitarias danzaba. Yo, feliz, lágrimas y una risa eufórica de mi salían. Le pregunte " ¿volverás algún día? " Me contesto con un silencio molesto, pero de pronto me señalo el corazón, y un "Siempre contigo" leí de sus labios. Tras estos días tan cargados de emociones, dejo mi pluma con la cual escribo este relato y haré lo que siempre hago, mientras que tu con mis palabras puedas sentir algo.

mercredi 22 décembre 2010

Un héroe vencido

Tras el rugido del cielo enfurecido, miré la inmensidad del mundo entristecido. El sol fríamente apagado mostraba su propio destierro, me vi sometido a ser el único soldado que crucé aquellos senderos. Mi corazón, mi alma, mi único ejercito. En estas calles, desiertos o jardines marchitados donde solo aparecen rifles sin rosas, y corazones traicionados. Veo batallas en estos infiernos de locos hambrientos en busca de amor en esta tierra enferma de almas que piden auxilio. Rescatador de ángeles caídos, escivo el fin de esta vida y los profundos precipicios. ¿Quien alaba mis actos? Mi valor esta ante ojos ciegos, al ser un triste batallador, cual cada paso esta enfrentado a estas montañas que se desploman y sentir el mas absoluto dolor. Quise echar a volar. Que mi sonrisa palpe la euforia...pese a todo, entrego mi vida a mi pugna. También quise ejecutar la malicia, la misma que conquisto tantos rostros...quise borrar estando despierto todas esas pesadillas. Tras días de lucha, me canse de salvar este mundo, la lluvia no deja de llorar, las mas intensas tristezas no cesan de relatarme sus historias,los espíritus que vuelan y me rodean , me dicen que a este mundo en acabóse le costara olvidarme, al ser el único gladiador, salvador de la vida, del cielo infinito, siendo fuertes mis heridas. Caminé perdido entre tinieblas y una oscuridad intensa, mi garganta helada, ni siquiera pueden salir unas palabras gélidas. En aquellos bosques donde los arboles cantaban, donde los vientos se susurraban, pensé que todo este esfuerzo que sufro sera por siempre jamas desconocido, como mi nombre y mi espada usada, manchada, desplomada, pero por siempre sera mi compañera, mi amada. Rendido y agotado, surqué por aquellos valles al son de los violines solitarios, mientras que unas miseras lágrimas nacen de mi rostro congelado, oigo a la muerte que invoca en mi interior, su voz grave y a la vez aguda me dijo "Puedo escuchar tu sufrimiento gritar, tu ser baila de fatiga como un pequeño pincel. Tu vergüenza pobre se engrandece, esta muchedumbre domo tus esfuerzos. Mirame a los ojos, lee mis labios, dejame abrazarte...Duermete". Ahora vivo con su compañía, en un lugar lejano, soy aquel héroe vencido, soy el sentimiento que retumba ahora en tus oídos.

lundi 13 décembre 2010

El pianista

En esta cuidad suena la
dulce armonía del invidente
pianista. Divertía las sonrisas
de los mas pequeños con sus
melodías. -Cada nota, es mi corazón
que habla- decia, mientras que algunos
pasaban de largo y otros le
escuchaban, dia tras dia.

Los vientos se adormecen y las
malicias se acobardan. De pronto
sus manos ciegas su piano desgastado
manipulaban con una velocidad fugaz,
su rostro muestra una fuerte expresión,
sufría un trastorno bipolar, sentimientos
alocados volaban, sin buscar ningún lugar.

Después de un tiempo, le llamaban
"El loco de la melancolía" -Muerte,
danza a mi son- decia, tocando melodías
fúnebres. Cuando el cielo lloraba, él
persistía, gotas que en su sombrero
frío y triste caían.

-Oigo hablar de bellezas, para mi
tan mudas y extrañas, como el sol
que no aparece en mis mañanas.
Soy aquel gladiador devastador
que venció a la pena e incluso
al dolor con estas notas de piano,
pero, ¿Quién sabe quien soy?,
¿Cómo me siento por dentro? o
incluso, ¿si estoy vivo o si estoy
muerto?. -

El hombre verso

En aquella cuidad, nació una
leyenda, la de un muchacho y su
habilidad. Su voz, su habla, sus palabras
con sus alas. Huérfano, pero sano de
amor, calles son su hábitat, su bolígrafo
lleno de rencor. Miradas le hieren, sus
sueños son sus amigos mas fieles.
Mientras que por dentro crecían el diablo
o el ángel.

Su infancia muerta o dormida,
Los edificios sus recitados oían,
el asfalto sus pies abrazaban día
a día. Su entorno, repleto de caballeros
de la rima. Abucheos por no ser nadie,
él sintió orgullo por su sangre, la de
un poeta que surca por estas calles
heladas. De pronto él dijo - Domare el
silencio de vuestras palabras -

En momentos en donde la ira
su ser completamente rocía, estrofas
rápidamente recita, mientras lágrimas
bañan sus mejillas. Cuando este momento
se termina, un grito exorbitante sale de
su boca solitaria y fría.

- ¡Que callen estos murmullos de mi
odio! ¡Dejadme! Dejad que escriba
para enfrentarme a mis miedos, hacer
de mi corazón un guerrero, dejad que
bese a la tristeza. Quiero danzar al
son de los violines de los vientos -
Mientras su corazón se adormecía,
palabras tristes de su alma salían:
- Digna posesión de mis lamentos
huye de mi, te lo ruego. Vida, no
dejes que muera, no dejes que
sean bestias mis versos. -